jueves, 17 de enero de 2008

Recordando mi infancia

Justo cuando buscaba entre mis cuadernos rebosantes de palabras, encontré 2 hojitas que escribí cuando estaba en 5º año de la primaria, con sólo 11 años..
Me acuerdo que un día la maestra nos leyó unos párrafos de un libro que, les soy sincera, no sé cuál ni de quién; y en base a eso teníamos que terminar la historia..
Yo, como a quien le gusta la literatura, quise seguirla y terminé escribiendo varios capítulos de los cuales encontré uno solo..
Hubiese estado bastante bueno encontrar todos y poder compartirlos, prometo que los voy a seguir buscando..

La lectura trataba de una familia que vivía creo que en una aldea, y gracias a un maremoto comienzan a ver cómo todo se empieza a inundar poco a poco..
Acá va mi continuación..


Capítulo 2: 'La Despedida'

El agua se acercaba... Mi familia y yo la veíamos venir con una desesperación tal que ya no sabíamos que hacer. Sólo rezábamos y pedíamos que todo terminara pronto. Elizabeth y Ricardo estaban con mi marido, mientras que Anderson no dejaba de sollozar aferrado a mí. De pronto, una ola se avecinó sobre nosotros y nos separó por completo. Yo tenía a mi hijo en brazos, pero el agua me lo arrancó de ellos. Vi como se lo tragó para desaparecer para siempre.

En ese momento las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas. No volví a ver a mi familia nunca más. Sentí que mi corazón se partía en mil pedazos. El sólo hecho de pensar en mi pequeño de seis años, y en la manera en la que el mar lo alejó de mi lado me entristeció profundamente, hasta el punto de querer abandonar este mundo e ir en camino a reunirme con ellos. Yo estaba sola, perdida por completo. El agua me había arrastrado hacia el mar, y cada vez me llevaba más y más lejos de la costa. En lo único que podía pensar era en mi marido... En mis hijos...

Mis lágrimas se tornaban saladas y mi amargura era penetrante. No recuerdo cómo logré resistir al agua. Sólo sé que no podía reflexionar, no podía pensar, no podía moverme. En fin, estaba completamente desolada. Permanecí flotando en el agua unas tres horas, cuando de repente vi a pocos metros un tronco al cual me aferré con las únicas fuerzas que me quedaban. Sentí que era la única forma que podía salvarme. Sólo así podría seguir viviendo.

Todas mis fuerzas se destinaron a treparme al pequeño tronco, ya que el agua hacía imposible que pudiese subirme a él. Estuve varios minutos intentando sin resultado agarrarme, pues el agua me tiraba y yo no hacía más que tragar agua salada. Pensé que me moría. Todo mi interior estaba destrozado, física y espiritualmente.
Terminé vomitando sin parar el agua salada que había ingerido con la correntada. Finalmente, pude agarrar fuertemente el tronco y permanecí aferrada a él, rezando y haciendo de cuenta que hablaba con mi propia familia.

El mar que alguna vez había mirado con cierto encanto se había convertido en un verdadero monstruo. Allí solo había cuaerpos, tejas, tablas, y más de nada. Pero también pude encontrar algo de comida que había arrastrado desde la costa como lo había hecho conmig. Gracias a esto pude alimentarme, fraccionando lo poco que encontraba para no morir de hambre.

En ningún momento dejé de pensar en mis pequeños, sabiendo que, por más que quisiera, jamás los volvería a ver. Ellos estaban ya en otro mundo, mucho mejor supongo, y eso me consoló de alguna forma. Sabía que no estaban pasando lo que yo pasaba en ese momento, pero la distancia física terminó de consumirme.

Cada segundo era una eternidad. Las horas pasaban y yo seguía entablando conversaciones con la nada, o al menos eso intentaba. Mientras tanto, el agua seguía arrastrándome cada vez más lejos de la costa. Nunca pensé ver lo que vi allí. Creo que si lo hubiese visto en otras circunstancias me hubiese emocionado profundamente, pero no era ese el momento. El sol caía sobre el Mar Caribe mostrando su majestuosidad y reflejando sus rayos de cobre, las aguas ya estaban totalmente calmas y la tormenta me había abandonado. Tanta belleza me daba temor. Temor a lo que había ocurrido hacía unas horas, me había matado en vida y robado todo lo que tenía.

De pronto creí alucinar. Vi pájaros, luego más ramas. Probablemente eran producto del mismo huracán, pero, ¿por qué no la posibilidad de haber tierra cercana?

Comencé a mirar para todas las direcciones, hasta que logré avistar dos islas a ambos lados. Nadé desesperadamente para llegar a alguna de las ellas, pero mis fuerzas no me favorecieron. Estaban muy lejos y yo seguía demasiado exhausta para alcanzarlas. Sofocada por el sueño y la presión, y sin encontrar estímulos para continuar luchando contra algo que parecía ya haberme ganado, me entregué al mar.


Y eso es todo.. sepan comprender si encuentran errores de puntuación, o de redacción, lo copié tal cual estaba escrito porque pensé que corregirlo no sería correcto.

3 comentarios:

Ana Ortiz dijo...

Felicito a esa niña de 11 años q manejaba con tanta habilidad las palabras.
Un texto de gran fantasía y actractivo.
Ojala puedas seguirlo.
Te estás reencontrando con buenas partes tuyas.

Unknown dijo...

pprometo leerlo!!

ahora no... estoy en bago..

jeje
besos
las seguimos por msn

-.Belu.- dijo...

Ana: muchas gracias.. voy a intentar seguirla, aunque no me acuerdo cómo quería que fuese el final.. manejaba tantas palabras porque en el verano después 4º grado, de loca que era, leí y estudié el diccionario.. me faltaban algunos tornillos=P

Yamil: jaaj seguimos.. pero después leelo eh=P